Si hay algo claro en este mundo del diseño gráfico es que cada día hay más intrusismo, y en ese intrusismo particular, hay cierto grupo de personas que sirven absolutamente para todo… y absolutamente para nada.
Estoy hablando, cómo no, de los cuñados. ¡PERO OJO! no de cualquier cuñado. Hablo de esos en específico que creen que saben hacer de todo y se dedican a hacerte las típicas chapucillas informáticas que, bien podrías habérselas encargado a «el Ambrosio», ese agricultor de patatas que se ha pasado hace poco a las redes sociales y no hace nada más que subir fotos en su flamante tractor John Deere.
Desde la experiencia que me ha dado el trabajo en imprenta, quiero dar a conocer al mundo los que para mí son los errores más comunes con los que te puedes encontrar cuando quien te manda el trabajo no es un experto en la materia
¿Por qué razón debes contratar a un diseñador gráfico de verdad en lugar de encomendar tal trabajo en manos inexpertas?
Aquí van 7 razones para que lo hagas, empezamos:
1ª. Este color no era así
¿No os ha pasado? Si algo tenemos claro los diseñadores es que hay que trabajar en el modo de color adecuado para cada ocasión. No es lo mismo diseñar una web, en la que el RGB es más obvio, que diseñar una tarjeta de visita, una revista, un cartel, etc. en los que se debería trabajar en CMYK. Esto se refiere al tipo de síntesis que creará los colores. Si se trata de luces serán Rojo (R), Verde (G) y Azul (B), pero si se trata de pigmentos serán Cian (C), Magenta (M), Amarillo (Y) y Negro (K).
2ª. Se ve borroso
Nos metemos en tema pedregoso, entramos en el tema de la resolución. Los pp (o dpi) no son ningún misterio. Actualmente el pixelaje está a la orden del día y no es raro verlo en las especificaciones de teléfonos móviles, cámaras de fotos o monitores.
Dicho esto… trabajemos con seriedad. Volvemos a diferenciar las webs de los trabajos en papel. En la web no se necesitarán más de 72pp, mientras que si estamos diseñando para materiales que serán impresos, debemos tener en cuenta el material, la resolución necesaria y el tamaño necesario.
3º. Este papel no me gusta
A veces los impresores pueden llegar a desquiciarse cuando el cliente les pide un papel con un gramaje bajo y tienen que imprimir una imagen con porcentajes de tinta que ondulan los pliegos o no secan bien. En estos casos hay que obligar a la máquina a comportarse de determinadas maneras «inusuales» que pueden transformar el papel, ya sea ondulándolo, cuarteándolo u otras catástrofes (por no hablar de la, tristemente, común solución de tener que cambiar el papel o el gramaje).
Además de esto, hay que tener en cuenta si el papel o el soporte que se va a utilizar tiene algún color (crema, grisáceo, líneas en los verjurados…) o si es un blanco plano. Esto puede acabar echando por tierra un buen diseño en un papel que contamina los colores.
4º. Las páginas no tienen sentido
«Zapatero a tus zapatos», que por algo el diseño lleva ya años profesionalizado. Un diseñador gráfico, en este caso, no solo se dedica a hacer que un trabajo quede bonito; también se encarga de maquetar libros, revistas, folletos, etc. En la mayoría de casos, las imprentas suelen agradecer que les envíen archivos .PDF con la paginación correcta, como es de esperar, pero a veces… se encuentran con que algunos clientes mandan los .PDF’s de forma individual, se mandan archivos .JPG, o incluso peor: .DOC (recién horneados en Microsoft Word).
5º. Esto no tenía que salir
Por extraño que le pueda parecer al público general, a veces, cuando vamos a buscar una impresión a la imprenta, nos encontramos con elementos dentro de la imagen que creíamos haber eliminado u ocultado. Este «error» de impresión ocurre cuando se envía, por ejemplo, un archivo .PDF con capas ocultas superpuestas; por eso, lo ideal (además de, cómo no, contratar un diseñador gráfico) es enviar directamente un archivo adaptado en formato .JPG (o en el formato que la empresa te pida) con el arte final y sus capas acopladas, de forma que esos elementos no existan en la imagen final.
6º. ¿Esto no puede ser más negro?
Por supuesto que a veces ese negro que nos sale en la imagen puede ser más negro… o pudo serlo cuando se hizo, pero ya, difícilmente podrá arreglarse.
Este común problema es debido a que los diseñadores tenemos varios tipos de negros (sí, no me he fumado nada). Los diseñadores trabajamos con el negro básico (CMY=0 K=100) y con negros enriquecidos. Y me diréis: «Pero Cristian, ¿qué es un negro enriquecido?», pues bien, un negro enriquecido es un negro con «camas» (o «capas») de otros colores que le confieren mucha más fuerza y presencia. Esto podría ser, por ejemplo, una cama de negro al 100% y camas de cian al 50%, magenta al 30% y amarillo al 10%.
En cualquier caso, al imprimir, nunca crearemos un negro de 4 valores de 100, porque el papel (por nombrar el menor de los males) se echará a perder.
7º. Rápido, necesito una transfusión
Llegamos a mi punto favorito, la razón definitiva y, probablemente, la que más da por saco a la mayoría de las imprentas cuando les envían un trabajo «casero»: LA SANGRE.
No señores (y señoras, por supuesto), no es que los impresores sean vampiros de incógnito ni nada parecido, no. La sangre es, por así decirlo, un sobrante que se le da a la imagen para que a la hora de cortar los pliegos no aparezcan trozos o recortes blancos (para los diseñadores: filetes).
No dejar sangre es, casi seguro, el error más común y más absurdo que puede cometer alguien ajeno a la profesión del diseño gráfico.
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Por todo esto, y por mucho más que me dejo en el tintero… No seáis cazurros o cazurras y contratad un diseñador profesional. Que sí, que os va a costar más económicamente, pero:
- Os ahorrará sustos.
- Conseguiréis un resultado mucho más profesional.
- Al final, ganaréis en tiempo de corrección de errores.
- Y por supuesto, no cabrearéis a los impresores.
Con esto concluyo mi primera entrada en este Blog, espero que sea la primera de muchas más.
Gracias a todos por leerme.
…
¡Y sed felices! 😉
Muy bueno tu post y muy trabajado. Se nota que sabes de lo que hablas.
Enhorabuena.
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Convencida!!! La verdad que no me ha tocado hasta ahora trabajar «con tu gremio» pero sin duda todo lo que dices tiene mucho sentido. Tomo nota!
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Lo de vampiro me ha gustado! jejeje
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Muy bueno tío. Hoy día hay cuñaos en cada gremio. El tuyo no iba a ser menos y lo has contado completo, con gracia y rintintin. A mi me ha encantado lo de .DOC (recién horneados en Microsoft Word). Jajajajaja
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Genial! Creo que da para un blog propio eso de distinguir entre un cuñado y todo lo demás… Gracias por compartir estos tips y mostrarnos un poco más el valor de vuestra profesión.
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Esta genial, muy bien explicado y con humor. Lo del «negro enriquecido» y la «sangre» me ha encantado. Y un diseño muy limpio. ¡Enhorabuena!
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Cristian muy buena la información, se nota que te apasiona lo que haces y muy profesional! Desde ya seguiré tu consejo a la hora de poner o no un cuñado….
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